Cuatro jugadores en el
equipo de mis sueños (Pedro Saborido, Revista Un Caño, N°51)
Así titula este escrito Ricardo Enzo Fanfarria, notable
periodista del conurbano bonaerense (más de la zona Sur), de quién se dijo “fue
el ojete que más tablones lustró en el ascenso”. El dudoso gusto de esta
mención se contrapone a la gallardía de su figura: su blonda cabellera, su
prolijo corte de pelo (años después se supo que iba a la peluquería con una
foto de David Bowie para que le copiaran el corte, cosa que dejó de hacer
cuando un día un tipo se lo quiso coger) y la elegancia con la que se colaba
saltando alambrados para concurrir a los partidos, ya que no estaba acreditado
en ningún medio y jamás publicó una nota.
“Las crónicas las publico en mi corazón”, solía decir. “Sos
un pelotudo”, le contestaban sus amigos. Sin embargo, Ricardo Enzo Fanfarria es
un tesoro oral del Ascenso y, consultado sobre cuál sería el equipo de sus
sueños, empezó con estos cuatro jugadores. Luego pidió seis meses para recordar
los restantes. Ahí van…
Sergio Marilyn Monroe Garcete
Una joven promesa que gracias a la fama que en su época le
hacía el periodismo, subía su cotización minuto a minuto. Lo compró Los Andes
al Atlético Maravilla de Adrogué en el año ´71 en 300 mil dólares, y era tal el
entusiasmo de los comentaristas que, a los ocho minutos de su debut, estaba
vendido al Nacional de Ecuador por el doble. Ya en el entretiempo estaba en
Ezeiza y el domingo siguiente, mientras salía por el túnel, fue cedido a cambio
de 500 mil dólares y seis jugadores al Galoise de Bélgica. Antes del primer
entrenamiento, el Galoise se lo vendió a un club alemán (Villa Dálmine de
Stuttgart) que, a su vez, mientras estaba en el avión, lo cedió al Washington
de Oklahoma por dos millones de dólares, ocho jugadores, tres bailarines de tap
y un mecánico dental. Garcete fue parte de dieciocho planteles en quince días.
Estuvo en Rusia y en algún club lo cambiaron por un lavarropas.
Un amigo lo encontró dos años después en la vidriera de una
casa de empeños de la calle Libertad, cuando fue a comprar un estéreo afanado.
Se llevó al jugador y un Aiwa por tres gambas. Jamás jugó un partido oficial en
Primera.
Atilio Mano Única González
Velocista número siete, quien fue incorporado a Victoriano
Arenas después de ganarle en ojotas una carrera a una Gilera 125 en la Avenida
Pavón. Mano Única González podía
atravesar la cancha por su carril en segundos, pero su velocidad y su
categórico dominio de la pelota eran descompensados por su incapacidad para doblar
o darse vuelta y poder volver. Después de cada pique debía volver caminando de
espaldas, a veces asistido por un compañero. Jamás jugó un segundo tiempo,
incapaz de entender que después del entretiempo había que correr para el otro
lado.
Ernesto El Psicópata existencialista del área
Campodonomesio
Eficaz defensor de El Porvenir que marcaba a través de la
palabra. Cada vez que algún 9 guapo
encaraba el área, Campodonomesio lo corría de atrás mientras le decía cosas
como: “por ahí haces al gol; será un efímero festejo, diminuto frente al
absurdo de la muerte, esa antesala de la nada eterna”. Los jugadores llegaban
angustiados y deprimidos al área. Algunos hasta abandonaban el fútbol esa misma
tarde. También fue llamado El Bilardo que
leyó la solapa de un libro de Sartre. Esto se debe a que una vez deprimió a
un wing derecho diciéndole: “¿sabés con quién está tu mujer ahora? Seguro con
nadie porque no sos cornudo. Pero eso no evita la circunstancia de tu
existencia sin sentido, marcada por el abandono de un Dios que se muestra
ausente”.
Esteban Williamjolden

Todo el mundo lo creyó un número 9 increíble, ya que jugando
una sola temporada para el Deportivo Jorge Luis Borges de Gerli logró llevar a
su equipo a la cima del Ascenso, logrando un invicto impresionante (28 partidos
ganados). Primero metió un promedio de dos goles por jornada y, luego de la mitad del torneo,
hasta siete tantos por encuentro. Williamjolden era visto como un delantero de
tanta bravía que los defensores se abrían y dejaban de marcarlo en sus avances.
Lo mismo ocurría con los arqueros que, ante su presencia, quedaban helados. En
la anteúltima fecha, un número 4 de Club Atlético Honestidad y Puntualidad de
Wilde se animó a hablar y declaró que la facilidad de Williamjolden para entrar
en el área se debía a que avanzaba con una pistola 38 corta, mientras por lo
bajo decía: “si me quitás la pelota te perforo un riñón”. Asustados, los
árbitros y los jueces de línea tampoco hablaban. Al final, le sacaron todos los
puntos a su club. El hecho de que primero hiciera dos goles por partido y
después siete se debió, dicen, a que se cebó. Esteban Williamjolden hoy es
senador de los Estados Unidos por Iowa, donde tiene a todos amenazados de
balearlos si delatan que es argentino.