“Se supone que una plaza
blanda es un lugar flexible en donde se rebota, donde los pies pisan con
cuidado porque no hay estructura. Un espacio en el que no existe un objetivo
particular. El tríptico incluido dentro de este volumen también dialoga con esa
falta de certezas, cada texto a su manera, pero todos arrastrando a duras penas
la línea de la realidad, difuminándola como toda ficción. Los cuentos de Plaza
blanda son como un globo recién inflado que alguien arroja en una noche de
viento: una cuestión perdida para siempre”